domingo, 20 de febrero de 2011

Obsolescencia programada

La Obsolescencia programada trata sobre la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio. La obsolescencia programada está programada y manipulada para beneficiar al fabricante dado que el producto va a fallar en algún momento, obligando al consumidor a que adquiera otro producto nuevamente ya que la pieza que supuestamente se le rompe es ya casi más cara que una nueva.


Para la industria, la obsolescencia programada estimula positivamente la demanda al alentar a los consumidores a comprar de forma artificialmente acelerada nuevos productos si desean seguir utilizándolos.La obsolescencia programada se utiliza en una alta diversidad de productos.

Existen distintos tipos de obsolescencia:

La que vuelve obsoleto a un bien de consumo porque ha dejado de estar de moda. Algunos ejemplos serían los monitores planos que reemplazan a los estándares aunque funcionen, lo mismo pasa con los televisores.
O la del producto que se rompe por esa obsolescencia y tiene que ser cambiado.

Algunos ejemplos de productos que hayan sufrido este tipo de situación son las bombillas, que fue el primer producto afectado por ésta, las impresoras, que llevan un chip para que cuando haya realizado un número determinado de copias falle, como podemos observar en el documental, etc.
Tanto a mí, como a todas las personas, la obsolescencia programada nos afecta de tal manera, en la que sin darnos cuentas infravaloramos los productos que tenemos estropeados, y decidimos la opción de reemplazarlos por otros.
En mi opinión, la obsolescencia programada es necesaria, en parte, porque gracias a ella existen muchos puestos de trabajos, pero por otro lado es un derroche grandioso, porque tiramos productos casi nuevos.